Ingredientes:
1 cucharadita de vainilla en pasta
250 ml de nata líquida
4 yemas de huevo
100 g de azúcar
4 cucharadas de azúcar demerara
Precalentar el horno a 160 º C con el recipiente y agua en los que pondremos los cuencos al baño maría, para que se caliente también. El agua debe de cubrir hasta la mitad de la altura de los cuencos.
Poner en una cacerola de fondo grueso la nata con la vainilla y calentar a fuego lento removiendo hasta que la nata empiece a hervir.
Batir suavemente (vel. 3 de Kitchen Aid, y de Thermomix con mariposa) las yemas de huevo y el azúcar hasta que espese y adquiera un tono pálido. Incorporar gradualmente la nata, batiendo con suavidad (vel. 2).
Verter la mezcla en recipientes individuales resistentes al calor. Colocarlos en el recipiente que pusimos en el horno, en la parte baja (posición 4 de 5) y cubrir con papel albal. Hornear al baño María 45 minutos.
Sacar la crema del horno y dejarla enfriar. Una vez fría, refrigerarla al menos 3 horas. Cuando esté lista para servir, cubrir cada una de las cremas con una capa de azúcar demerara y quemar con un soplete de cocina o bien colocarlas en el grill, precalentando a la máxima temperatura durante unos 4 minutos (tiene que hervir un rato el caramelo) hasta que el azúcar caramelice (vigilar atentamente).
Trucos / consejos / comentarios:
Esta crema queda increíblemente rica, con una textura suave y en su punto de espesor, perfecta.
Está aún mejor de un día para otro.
Un día mi marido tenía antojo de esta crema (está de muerte...) y al ponerse a prepararla vio que no había nata suficiente, por lo que sustituyó lo que faltaba por leche entera. Al hervir la leche debió de rebajarse más de lo que lo hace la nata, porque dio sólo para llenar 4 cuencos en lugar de 5. Y el resultado era más consistente y más jugoso, casi recordaba al tocino de cielo. También buenísima, no sabría decir cómo la prefiero...