DÍA 6:
Cogimos el metro para ir a Battery Park, desde donde se coge el ferry para la Estatua de la Libertad, pero antes de ir allí nos pasamos por la Trinity Church y por Wall Street (aún no había gente tirándose por las ventanas, parece que de momento la crisis no es tan chunga:-P). Y desde ahí podríamos habernos acercado paseando a la Zona Cero, que está cerca (algo más al este), pero yo no lo había conseguido localizar en el planito y en cualquier caso me habían dicho que no había mucho que ver: un solar con un edificio en construcción. Paseando vimos un puesto con muchísimos libros ¡y tenían el de Bakerella de "Cake Pops" que quería comprarme desde hacía tiempo por sólo 10,99 $! Así que compré este y otro de cupcakes:
A continuación tomamos el Ferry hasta la isla de la Estatua de la Libertad:
Pasamos dentro del pedestal de la Estatua y después tomamos el ferry. Nos bajamos, por error, en Ellis Island, donde está el Museo de la Inmigración (entrada gratuíta) que, en mi opinión, no es gran cosa. Y de nuevo al ferry para volver a Manhattan.
Fuimos caminando hasta el Puente de Brooklyn (hay un buen paseíto...) y nos encontramos con una tienda de Abercrombie&Fitch en el 199 de Water Street. Os lo cuento porque la tienda de la 5ª Avenida tiene cola para entrar desde antes de que abran y continúa durante todo el día ¡tremendo! y nosotros no habíamos entrado porque hacer cola para entrar en la Estatua de la Libertad vale, pero para entrar en una tienda... como que no. La de la 5ª Avenida es como la que vimos en Londres (que yo confundí con una discoteca, en serio): con un tío medio en bolas en la puerta haciéndose fotos con los clientes, música a tope y oscuridad de cueva. Pero la de Water Street no sólo no tenía cola y se podía visitar sin recibir codazos, sino que además tenía algo más de iluminación y sonido de música moderado, así que aprovechamos para hacer compras. Como pega: en esta de Water Street no tienen ropa de niños.
Al llegar al Puente de Brooklyn aún nos quedaron ánimos para caminar por el carril peatonal:
Y luego nos fuimos a comer y reponer fuerzas en La Esquina/The Corner (entre Kenmare y Lafayette), un restaurante mejicano que me recomendó La 5th y que nos gustó pese a que todo lo que pedimos, excepto la yuca, resultó ser picante ¡olvidamos decir que no queríamos picante!
De allí volvimos a Dean & Deluca, que nos había encantado el día anterior:
Y donde presentaban los tomatitos, como podéis ver, en ¡las mismas cajitas color turquesa que yo me había comprado en Bake it Pretty! Y que tenían hasta en los mercadillos callejeros, como veréis a continuación.
Continuamos paseando por el Soho:
Y continuamos hasta Tribeca que, en mi opinión, no tiene mucho interés.
DÍA 7:
Tomamos el metro hasta Union Square y entramos al Whole Food Market. A la salida vimos el mercadillo con las cestitas turquesa (que dan con la fruta):
Pasamos por Max Brenner (Broadway entre la 13rd y la 14th St.), una chocolatería/cafetería que me había recomendado P. y seguimos hasta el barrio de Chelsea, muy agradable:
Entramos al Chelsea Market (16th st con 9th Ave), que nos encantó:
Y dentro del que estaba la tienda ¡de Eleni's cookies! ¡Síiiii!:
Fijaos qué forma tan original de hacer un bikini con una galleta en forma de óvalo:
Y, esto os lo tengo que contar... igual os ha pasado como a mí alguna vez al decorar galletas que, al secarse, se quedan como manchas de humedad. Es algo que me desespera, cuando eso sucede las tiro a la basura a pesar de todas las horas de trabajo que me han llevado. Lo relaciono con la humedad en el ambiente pues me ha sucedido sólo y siempre cuando llueve. Bueno ¡pues a Eleni's también le pasa! Fijaos en estos dinosaurios (los dos de la derecha y abajo)...
Y sobre todo en esta, que se aprecia mejor (los dinosaurios estaban detrás de un cristal y se ve menos nítido):
¡Sí! ¡Y no sólo no las tira sino que las vende! Creo que a partir de ahora trataré de no ser tan exigente conmigo misma :-)
Salimos de allí y nos llamó la atención un local de Dougnut Plant (en el 220 Wst de 23rd St.), con una decoración encantadora y unos donuts... ¡¡qué donuts!! Si vais por allí, no dejéis de probarlos:
Y luego viví una de mis mejores experiencias en Nueva York, jajaja ¡Visitar la tienda NY Cake Supplies! En el 56W de la 22nd St.
Madre mía, no os lo imaginais, es el paraíso... qué cantidad y variedad de cortapastas, sólo viéndolos me pasé casi 20 minutos (suerte que Julián y Daniel son unos benditos caídos del cielo). Y luego todo lo que podáis imaginar: azúcar de infinidad de colores, perlitas comestibles, brillantina, colorantes, moldes... ¡para volverse loco! Yo quería quedarme a vivir allí:
Mirad qué porta-cupcakes... ¡si no fuera por lo que abulta, habría adoptado uno!
Traté de contenerme pero aún así cuando fui a pagar: 81,21 $. Esto fue lo que compré... que mirándolo así no parece tanto, pero cuando pienso en que este vicio es caro imagino que más caros son otros que afortunadamente no tengo, como el golf o los coches de lujo, jejeje:
Los minicortapastas me encantaron, y tenían un montón. Son geniales para hacer galletitas para decorar cupcakes ¡estoy impaciente por estrenarlos! Como el molde para chocolate, del que salen mini-tabletitas.
Y además compré estas figuritas comestibles de Bob Esponja. Los regalices (de cereza amarena, con sabor a chupa-chups de Kojak, riquísimos) los compré en Dean & Deluca (¡los había de todos los sabores que os podáis imaginar! También de chocolate) y el resto de cosas son de súpers, de Dylan's Candy Bar y de la tienda de M&M´s:
Descansamos un ratito en el hotel y nos acercamos paseando a la Grand Central Station (la de "Los intocables de Eliot Ness"), donde está el Grand Central Market:
Además de un montón de tiendas por sus enormes pasillos y corredores, y una planta sótano (Dining Concourse) con cafeterías, restaurantes y ¡Magnolia Bakery! Donde se puede ver cómo untan el buttercream en los cupcakes (yo miré atentamente para aprender ¡ojalá me queden así de bonitos cuando lo intente!):
Nos tomamos estos dos cupcakes, con ayuda de un Playmobil de Daniel:
Nos gustaron pero, no sé si es que estoy mutando o es que realmente el buttercream es too much pa my body, pero el caso es que me parecieron un poco pesados, no como los de Primrose Bakery en Londres, que me encantaron.
DÍA 8:
Nuestro último día en Nueva York... desayunamos en Au Bon Pain (tienen establecimientos por todo Manhattan), que nos encantó (este cupcake no se me hizo pesado, estaba delicioso):
Volvimos de nuevo a FAO Schwarz:
Donde le compré una chupa de cuero chulísima a Morris (¡venden la ropa para los Muppets también suelta!) y Daniel y yo bailamos sobre el mítico piano. Seguimos hasta Central Park, donde pasamos un par de horas paseando y descansando (ahí estoy con mis Adidas neoyorkinas, jeje):
Última visita al Rockefeller Center que, por cierto, en su planta sótano tiene un montón de tiendas, restaurantes y cafeterías. En él está el Top of the Rock al que nosotros no subimos porque con las vistas del Empire State Building nos bastó.
Y en taxi al JFK para tomar nuestro vuelo de vuelta a Madrid ¡todo lo bueno se acaba! Pero esperamos repetir pronto, además preferentemente en otra época del año en que los billetes de avión no sean tan carísimos como en agosto (¡más de 860 € cada uno! hicimos el primo... :-P).
Por último un par de cosas curiosas que vimos en el súper:
Con esto terminan mis aventuras al otro lado del charco, espero que hayáis encontrado cosillas interesantes. Y ahora ¡a estrenar mis nuevos cacharritos y a cocinar!