Mi viaje a Génova dio para mucho. Y es que allí coincidí con Elke, antigua alumna mía del curso de Photoshop online, que me contó que hace tiempo asistió a un curso de galletas decoradas en Osaka (síiiii... en Japón) y vio que allí secaban las galletas del curso con deshidratadores de alimentos.
Lo primero que hice al llegar a casa fue buscar los deshidratadores en Amazon (si no lo hay en Amazon es que no existe) y ¡sorpresa! no tuve que ir al de Reino Unido o al de USA ¡los venden en el de España! Pero había dos tipos diferentes: unos redondos y blancos bastante baratos y otros rectangulares y negros muchísimo más caros. Busqué por internet, leí opiniones, especificaciones... pero seguía igual. Así que pedí dos: uno barato (el blanco, Clatronic DR 2751, que he marcado con un "1",
PODÉIS COMPRARLO AQUÍ, cuesta 21,78 € (
EDITO EL 31/08/14: Amazon ha subido muchísimo el precio) y uno caro (
este, el negro que he marcado con un "3", precio 216 €) para probarlos y compararlos.
Y los probé: glaseé galletas y puse seis en la deshidratadora cara, seis en la deshidratadora barata y seis al aire. ¿Y adivináis cuáles estaban más secas al cabo de 20 minutos?
¡Las del deshidratador barato! La que he marcado con "1", que siguió como si tal cosa por más que apreté con el dedo. La que dejé al aire (la "2") por supuesto se espachurró y la del deshidratador carísimo (la "3")... también se hundió. La única diferencia entre la que dejé al aire y la del deshidratador caro es que la que puse en este había formado un poco de costra en la superficie.
Y encima el deshidratador barato tiene más ventajas (aparte del precio y del funcionamiento):
1. Es menos voluminoso que el caro
2. Caben unas 40 galletas medianas por vez, ya que tiene 5 bandejas con capacidad como para 8 galletas cada una (el caro tiene 4 bandejas).
3. Las rejillas de sus bandejas son finas, lo que permite poner en ellas cualquier galleta por pequeña que sea. Las rejillas del caro son enormes y las galletas pequeñas se colarían por ellas.
4. Tiene un botón de apagado y encendido. El caro sólo puede apagarse desenchufando.
Y encima...
¡¡El glaseado queda con un brillo alucinante!! Tanto que al principio creía que seguían húmedas porque brilla tanto como cuando está mojado y tiene un tacto increíblemente suave:
Además cuando glaseamos una galleta se queda más blandengue porque absorbe parte del agua del glaseado... pero al secar con el deshidratador el glaseado,
la galleta se mantiene crujiente :-D
Y pensar el dinero que he gastado en deshumidificadores, jeje (cuestan entre 100 y 250 €) teniendo a mano esto mucho más pequeño, barato y efectivo.
Estoy feliz, feliz, feliz, no sólo por saber que podré por ejemplo glasear una galleta entera y al cabo de un rato (no sirvo para tener que esperar hasta el día siguiente) pintar sobre ella con colorante y pincel o hacer flores con barrido, sino sobre todo pensando en mis cursos en zonas húmedas como Barcelona o A Coruña :-D Ya no sufriré pensando que no van a secar lo suficientemente rápido como para pintar sobre ellas con
rotulador alimentario, o que quedarán feas al secar debido a la humedad.
Para que sequen lo suficiente como para que queden con brillo y poder continuar decorando bastan 20 minutos. Para que sequen del todo (es decir, no sólo la superficie del glaseado sino también la parte interior del glaseado) hay que dejarlas aproximadamente 1 hora. Son tiempos aproximados ya que depende del tamaño de la zona glaseada: cuanto más grande sea, más tiempo necesita. Y no pasa nada malo si se dejan demasiado tiempo en la deshidratadora.
Espero que os sea de mucha utilidad mi trabajo de I+D galletero, jejeje. Yo ahora voy corriendo a devolver a Amazon el deshumidificador caro ;-)
NOTA: Al usarlo he visto que las galletas con una capa gruesa de glaseado pueden llegar a tocarse con la bandeja de arriba. Para evitarlo, y puesto que el deshidratador lleva muchas bandejas, les he recortado a la mitad de ellas las rejillas, de forma que sólo queda el aro para dar altura entre una y otra rejilla.