Magdalenas:
175 g mantequilla a temperatura ambiente
175 g azúcar glas
2 huevos ligeramente batidos
1 cucharadita de vainilla en pasta
Colorante en gel rojo
175 g harina
1 cucharada de cacao
1 cucharadita de bicarbonato sódico
125 ml leche a temperatura ambiente
1 cucharadita de limón
Merengue suizo:
190 g azúcar glas
1 cucharada escasa de agua
3 claras de huevo
Una pizquita de sal
Precalentar el horno a 180 ºC y preparar una bandeja para las magdalenas con papeles de magdalena.
Mezclar la leche con el limón y dejar reposar.
Batir la mantequilla con el azúcar hasta que blanquee y esté ligero. Añadir poco a poco los huevos mientras se bate a velocidad mínima. Batir bien hasta que quede totalmente homogéneo. Añadir la vainilla y el colorante rojo (un chorrito bastará) y mezclar.
Tamizar la harina, el cacao y el bicarbonato sódico. Añadir a la mezcla anterior alternando con la leche a la que habíamos añadido limón.
Llenar las 12 cápsulas de magdalenas (unos 2/3 de su capacidad) y hornear a 180 ºC durante 20 minutos.
Cobertura de merengue suizo:
Poner todos los ingredientes al baño vapor (igual que el baño María, pero sin que el agua toque la base del recipiente superior) y batir suavemente a mano hasta que la mezcla alcance los 60 ºC. Pasar al robot de cocina y con el accesorio de varillas batir a velocidad alta (8 sobre 10) hasta que forme picos duros. Utilizar inmediatamente.
Trucos / consejos / comentarios:
Otra receta del fabuloso libro Christmas cupcakes. Y digo fabuloso porque todas las recetas salen genial, están riquísimas y son sencillas de hacer. En este caso he ajustado la cantidad del merengue suizo porque a mí, que lo hice con 4 claras y 250 g de azúcar glas, me sobró bastante. Y he reducido la cantidad de cacao a la mitad para que no queden muy marrones. Por lo demás ¡todo perfecto!
En la receta original las magdalenas llevan buttermilk, pero como no es fácil de encontrar en España siempre lo sustituyo en los ingredientes directamente por leche templada con algo de limón, que al cabo de unos minutos es buttermilk. Además el libro indicaba que el bicarbonato se mezclara con vinagre y se añadiera al final... pero yo esto no lo veía, el vinagre no me entusiasma, así que incorporé el bicarbonato con el resto de ingredientes secos y ha quedado genial. Y, confesión: se me olvidó dejar la mantequilla a temperatura ambiente el día anterior, así que hice trampa y la metí en el microondas (lo sé, lo sé ¡esto no se debe hacer!) a baja potencia, pero mientras tanto Daniel me pidió la paga y para estos temas tiene poca paciencia... así que fui a dársela y cuando volví ¡se había fundido la mantequilla! Bueno, pues aún así me quedaron fantásticos, súper esponjosos y jugosos ¡riquísimos!
La cobertura me ha encantado porque me chifla el merengue, es mucho más ligera que el buttercream y además ¡mucho más blanquita! El buttercream está bien para teñir pero si lo dejas tal cual... es amarillento (por la mantequilla). Así que pienso usarla a menudo a partir de ahora. Algunos los tosté con este soplete de cocina.
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