Ingredientes (para 9-10 unidades):
355 g harina normal
25 g levadura química (tipo Royal)
½ cucharadita de sal fina
12 g azúcar
180 g leche entera, fría
1 huevo, frío
5 g pasta de vainilla
90 g mantequilla fría, cortada en cubos pequeños
Preparación:
Mezclar el huevo, la leche y la vainilla. Apartar 15 g para pincelar luego los scones. Reservar.
Tamizar la harina, la levadura y la sal. Añadir el azúcar y mezclar.
Poner una cuarta parte de la mantequilla en la mezcla de harina. Desmenuzar la mantequilla en la harina, frotando con las yemas de los dedos (si tenemos las manos calientes, mejor con rasqueta) hasta que quede como serrín. A continuación desmenuzar el resto pero no tanto, hasta que los trozos de mantequilla queden como del tamaño de guisantes.
Hacer un hueco en el centro de la harina y verter los ingredientes húmedos en el centro. Mezclar con un tenedor, trabajando la masa lo mínimo posible.
Pasar la masa a una superficie de trabajo ligeramente enharinada. Juntar con las manos y aplastar suavemente hasta que tenga una altura uniforme.
Con una rasqueta, levantar la masa por un lado para doblarla por la mitad. Girar y volver a doblar por la mitad.
Aplastar suavemente con las manos hasta darle una altura uniforme de unos 3 cm de grosor.
Recortar la masa con un cortador de 6 cm de diámetro, pasando este antes por harina para evitar que se pegue. Es muy importante no girar el cortador al cortar, para que no se tuerzan al hornear.
Ir dejándolos en una bandeja de horno cubierta con papel de horno.
Juntar los recortes con las manos y aplastar nuevamente a 3 cm de grosor. Volver a cortar. Estos bollos de masa más trabajada no crecerán tanto como los primeros.
Dejar la bandeja en la nevera media hora.
Pincelar con la mezcla de huevo que apartamos, sólo en la parte superior. Si goteara por los lados, podría dificultar que crezcan bien en el horno.
Hornear a 200ºC durante 15-18 minutos, hasta que estén dorados.
Trucos / consejos / comentarios:
Mi hermana Soledad vivió en Londres más de una década y una de las cosas que más echaba de menos al volver eran los scones.
Tienen una textura muy característica y un sabor suave muy agradable. Lo típico es tomarlo con clotted cream y mermelada de fresa, pero se puede incluso tomar con algo salado.
Hemos probado varias recetas hasta dar con esta que queda perfecta ¡espero que os gusten!


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